IV Edición

Curso 2007 - 2008

Alejandro Quintana

Escribir en positivo

María Muro, 17 años

                  Colegio Aura (Tarragona)  

La mayoría de los libros que he leído, sobre todo los de autores franceses del siglo XIX, muestran amores imposibles que siempre acaban en tragedia con la muerte de alguno de sus protagonistas. Pero esta realidad no solamente acompaña a los escritores galos, sino que la mayoría de los grandes artistas e, incluso, jóvenes como yo, que nos iniciamos en el mundo de la literatura, preferimos lo trágico a lo alegre.

¿Por qué nuestras historias muestran aspectos tan negativos de la vida, lo peor de la condición humana? ¿Por qué no describimos familias felices, un país sin conflictos o un mundo en el que a nadie le falte de nada? Tal vez lo que marca a una persona más profundamente sean los momentos difíciles, como haber vivido una guerra en primera persona con sus terribles consecuencias. Sin duda, el estado de ánimo influye enormemente en la forma de escribir.

Hoy estamos acostumbrados a que no nos falte de nada. Sin embargo, esto no siempre fue así. Por ejemplo, durante las dos Guerras Mundiales y también durante la Guerra Civil española la gente sufrió mucho. Aunque estos acontecimientos no son recientes, podemos remontarnos a la antigüedad, como los de la antigua Grecia en la que también hubo guerras como la del Peloponeso. De esta época cabe destacar una de las obras más conocidas de Sófocles: Antígona, que es una hermosísima y trágica obra.

No es sencillo hacer reír o sonreír al lector, porque nada hay tan diverso como el humor. Sin embargo, todo el mundo acaba conmoviéndose con las historias trágicas. No sabría decir por qué, pero es así.

Quizá escribir incidiendo sobre aspectos negativos sea más sencillo y, por tanto, más recurrente y productivo. Intentemos lo contrario. Escribir cosas alegres, incluso divertidas. Es más difícil, pero posible. No porque lo diga yo sino porque podemos comprobarlo al leer los textos de Excelencia Literaria.