XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

Esgrima

Jesús López Parejo, 15 años

                Colegio Mulhacén (Granada)  

—¡En guard!... ¡prêt!... ¡aller!...—grita el árbitro.

Así comienza la acción. Tal vez la esgrima sea la disciplina deportiva más auténtica, pues nace del entrenamiento de los antiguos espadachines. Se trata de una lucha sin sangre en una pista rectangular. Cada combate dura nueve minutos, tiempo suficiente para la práctica de distintas estrategias y movimientos según los cánones que traen los siglos.

A simple vista, este deporte está lleno de elegancia. Precisa gran agilidad, fuerza y reflejos para practicarlo, a lo que hay que sumar el conocimiento de una amplia técnica.

La esgrima, tributo romántico para el arte, es un deporte viejo pero vivo gracias a su consideración como deporte. Ya no se requiere este combate para conservar la vida ni dirimir disputas, sino que se conserva por aquel aroma elegante que rebosa en la competición. No es muy popular, lo que me cuesta comprender, pero está al alcance de la mano.

Los combates de esgrima se dividen en categorías servidas por tiradores. No entiende de edades y beneficia con sus dones a quienes deseen experimentarlo. Por esto invito a que los lectores experimenten su práctica cadente, cortés, exigente e histórica.

Llevo menos de un año con el florete y el sable en la mano, aunque desde mi niñez me apasionan las espadas. Ahora tengo la oportunidad de cumplir mi sueño. Además de un aumento de mi capacidad física, me aporta la satisfacción de cada tocado, de cada torneo.