IV Edición

Curso 2007 - 2008

Alejandro Quintana

Fin de año

Sandra Ruiz, 15 años

                Colegio Vicaya  

La nochevieja es una de las mejores, la ultima, la que da la bienvenida a un nuevo año.Durante ese día se pueden oír en todo momento felicitaciones en los medios de comunicación, así como en plena calle. Es el momento de rescatar de las profundidades de la agenda a todas esas personas a las que sólo les llamas en esas fechas. También es la noche de los propósitos que, en contadas ocasiones, se cumplen. Es el momento de brindar por nuestros sueños. Aun así, todos los 31 de diciembre disfrutamos de una noche mágica con renovada ilusión, anhelando que el nuevo año sea especial.

Aproximadamente a las diez de la noche cierran todos los bares, que volverán a abrir después de las campanadas. Entonces las calles quedan desiertas, todos acuden junto a sus respectivas familias a cenar. En mi caso, la víspera de año nuevo la paso en casa de mi abuela, en donde tenemos una copiosa cena repleta de dulces que sólo están permitidos en Navidad. Acto seguido llega la hora de preparar las doce uvas en cada plato. Es un ritual.

Durante los días anteriores, las cadenas han promocionado sus diferentes programaciones para captar seguidores antes, durante y después de las campanadas. Los últimos momentos del año que dejamos solemos compartirlos con los protagonistas de la serie popular del momento. En la gala que sucede a las campanadas actúan numerosos artistas. Lo cierto es que muchos jóvenes, y no tan jóvenes, no tendrán la oportunidad de verla ya que, tras recibir al nuevo año como se merece, acuden a fiestas en discotecas o a los famosos cotillones hasta altas horas de la madrugada, por lo que la primera mañana duermen hasta la hora de comer y porque hay que volver a la fiesta para celebrar la comida de año nuevo.

Para los que se quedan en casa es la hora de mandar mensajes de felicitación con el móvil, algo que los más previsores prefieren hacer antes, ya que a partir de la medianoche las líneas están colapsadas. Tan solo el 12% de los mensajes son personalizados, así que la mayoría prefiere ahorrarse la molestia y opta por escribir uno de esos mensajes con algo de gracia y humor que encuentra en cualquier revista y enviarlo a toda su agenda de contactos. La persona que lo recibe se dará cuenta de que no estaban pensando precisamente en ella cuando le mandaron sus mejores deseos pero, al menos tendrá un nuevo mensaje en su repertorio para repetir la cadena con sus conocidos. Cada persona manda una media de treinta mensajes en toda la noche. Si los sumanos a los que enviamos en Navidad, las compañías telefónicas son las que de verdad reciben buenos regalos durante esta época.

Como decía, es el momento de plantearnos nuevos propósitos. Tal vez valgan los del año pasado y el anterior, aún pendientes de llevarse a cabo. Deberíamos poner algo más de empeño para que las ilusiones nos alcancen más allá del tres de enero.