XVI Edición

Curso 2019 - 2020

Alejandro Quintana

Halloween y los santos

Blanca Goytisolo, 16 años

                 Colegio Canigó (Barcelona)  

Desde hace años, cuando se acerca la festividad de Todos los Santos, calles, comercios y escuelas se preparan para celebrar la fiesta de Halloween, una costumbre que nos llega de los países de habla inglesa. No dejo de sorprenderme al ver cómo los niños, ante la lluvia de calaveras en los escaparates, de cabezas cortadas que chorrean sangre, de brujas y muertos vivientes, no se sobrecogen de miedo. Más bien al contrario, observan todos esos objetos desasosegantes con un deje de satisfacción, incluso con risas, deseosos de que llegue la oportunidad de acudir a la escuela disfrazados de ese mundo negro, de ataviarse a partir de los cánones del terror para pedir caramelos por las casas bajo la amenaza de lanzar huevos contra las fachadas.

Y no es que piense que esté mal incorporar costumbres extranjeras, aunque algunas me convenzan más que otras, pero… ¿y las nuestras? porque tenemos unas cuantas que, además, dicen mucho de la idiosincrasia del país en el que vivimos. Por otro lado, y esto es aún más importante, ¿por qué cuando las costumbres de fuera parecen enfrentarse a las propias, renegamos de nuestras raíces? ¿Por qué los mayores, en este caso los padres, no enseñan lo que ellos aprendieron de los suyos? ¿Por qué ya no viven lo que celebraron no hace tanto tiempo? La dulce castañada y los “panellets”, en Cataluña, acompañados del vino moscatel reservado para los adultos de la familia y, cómo no, el recuerdo de aquellos seres queridos que nos dejaron y a los que vamos a homenajear con flores al cementerio, donde dejamos, junto a nuestras oraciones, alguna que otra lágrima emocionada.

Me apena que la globalidad de la cultura dañe nuestras tradiciones. Por eso, apelo a que sigamos comiendo castañas asadas y disfrutemos de los dulces de temporada. Y que los niños se disfracen, si quieren, pero que eso no se les prive de lo que es nuestro, del legado que recibimos de nuestros mayores. Que entre todos demos primacía, en este caso, a la fiesta de Todos los Santos.