XIII Edición

Curso 2016 - 2017

Alejandro Quintana

Humanistas en extinción

Juan Luis Baeza, 16 años 

                                            Colegio Tabladilla (Sevilla)  

Me suelen decir «letrasado», aunque prefiero que se me llame estudiante de Humanidades. En mi colegio elegí la opción de dar clases de Latín y Literatura Universal, lo que comúnmente se conoce como Letras Puras.

A menudo se nos echa en cara a los que estudiamos Humanidades el haber escogido esta rama académica, utilizando estereotipos que encierran una visión muy negativa de las Letras: «Escoges el camino fácil, estás huyendo de las Matemáticas, para qué sirven el Latín y la Filosofía en la actualidad, etc…».

Cada vez es mayor el número de estudiantes que se decantan por los estudios de Ciencias, en detrimento de sus compañeros de Letras, que ven cómo se les va cerrando el abanico de posibilidades conforme avanzan en su carrera profesional.

No pocos son los detractores hacia mi vocación como estudiante, y mi reacción suele rozar la perplejidad ante tanta crítica sin sentido. Lo cierto es que las Humanidades aportan al individuo la capacidad de entender el mundo desde una perspectiva diferente, más creativa y original. Por esa razón está aumentando el número de empresas que contratan a personas con un perfil humanístico, pues no ignoran que es imprescindible contar con un punto de vista que vaya más allá de lo material.

Este camino me lleva inevitablemente a formular una pregunta que, estoy seguro, causará controversia: ¿estudiamos solo para encontrar trabajo o también para formarnos? Que cada cuál se responda…