VIII Edición

Curso 2011 - 2012

Alejandro Quintana

Itálica

Aurora Rosa Masegosa, 17 años

                   I.E.S. La Sagra, Huéscar (Granada)  

Hace varios años tuve la oportunidad de participar en el Campeonato de España de Cross, en Itálica. Fue emocionante.

Para clasificarme tuve que participar primero en unas competiciones campo a través de nivel provincial. Mis compañeras y yo lo hicimos lo mejor posible para que nos eligieran. Gracias al esfuerzo en equipo, en dos ocasiones fuimos seleccionadas.

Los días previos a la carrera en Itálica yo estaba muy nerviosa y no muy segura de querer ir. Pero no podía perder la oportunidad.

A mediados de enero de 2009 mis padres nos llevaron, a una compañera y a mí, hasta Guadix. Allí nos unimos a más conocidos y amigos de La Zubia, Guadix, Zújar..., todos pueblos de la comarca. Allí subimos al autobús que nos puso rumbo a Sevilla.

El viaje fue largo. Al finalmente llegamos a nuestros apartamentos, en Santiponce, donde dormimos aquella noche. Mi amiga y yo estábamos emocionadas al comprobar lo grande y lujoso que era aquello. Después de cenar con atletas de otras provincias, nos escapamos para ver la piscina, el campo de tenis y para charlar con uno de los jueces de atletismo. Luego nos fuimos a dormir, pero antes hablamos por teléfono con nuestras amigas, que nos desearon fuerzas para el día siguiente.

La competición se celebraba en la antigua ciudad romana de Itálica. Nos repartieron los dorsales, unas pegatinas, unas camisetas... Acampamos cerca de la línea de salida y de llegada. El suelo estaba mojado y hacía frío. Para entrar en calor dimos una vuelta, con la que pudimos conocer cuál sería nuestro recorrido, contemplar la arqueología del lugar y los globos aerostáticos que adornaban el acontecimiento.

Llegó el momento de la carrera. La megafonía llamó a los atletas -¡qué nervios!-. Casi aparecemos en el momento en el que el juez gritaba: “A sus puestos, listos...” Sonó el disparo y empezamos a correr.

El público nos animaba mientras subíamos cuestas, esquivábamos charcos, bajábamos por un camino de olivos... Así, durante 2.400 metros. Por fin alcanzamos la meta, y no en mal lugar: de 130 atletas, alcanzamos el puesto vigésimo, ambas muy cerca una de la otra; sólo nos separaba un par de deportistas.

Después tuvimos ocasión de presenciar las carreras en las que participaban los mejores atletas de cross del mundo. Todo un regalo para nosotras.

Al narrar mi experiencia, pretendo animar a todo el mundo a que practique algún deporte y que compita. De esta forma se conocen lugares, se hacen nuevos amigos y se adquieren muchas virtudes.