XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

La aleación humana

Marina Rodríguez Tornero, 16 años

                 Colegio Ayalde (Bilbao)  

Cuando vamos a una biblioteca con el propósito de llevarnos un libro, buscamos entre aquellos géneros, títulos o autores que consideramos más afines a nuestros gustos. Sin embargo, a veces resulta que la novela de suspense –por poner un caso- gira en torno a una bellísima historia de amor y nos llevamos una grata sorpresa, ya que nos gusta mucho más de lo que esperábamos.

La sociedad se asemeja mucho a esa biblioteca. Vamos en busca de un tipo de persona, convencidos de que no podemos congeniar con otros caracteres, para descubrir que en las relaciones humanas no cabe el blanco o el negro, pues lo apasionante está en la amplia gama de grises y hasta de otros colores que no esperábamos.

El pasado verano conocí mucha gente. La primera impresión es muy importante porque, ahora mismo, es una herramienta intuitiva que nos ayuda a guiarnos por un mundo todavía desconocido. Pues bien, me alegro mucho de que las vacaciones de verano, aunque siempre insuficientes, sea largas. Nos pasábamos las tardes en la playa hasta que llegaba la noche, lo que me dio la oportunidad de descubrir buenos amigos en personas que, a priori, había desechado.

Sé que suena a tópico, pero no es oro todo lo que reluce. Hay piedras feas que son muy valiosas. Es más, es sorprendente la cantidad de matices que podemos encontrar en una persona cuando la conocemos de verdad. Empezando por mí, que soy la conservadora más liberal, la romántica más realista y la sensible más fuerte. Puede parecer contradictorio, pero así está compuesta la aleación humana.

Cada uno somos un ambiguo secreto, lo que nos obliga a descubrir lo que tiene el otro que ofrecer, al tiempo que nos dejamos descubrir.