XX Edición

La chocolatina 

Evita Barrio, 14 años

Colegio La Vall (Barcelona)

No podía ser... ¡Me había vuelto a pasar! Me faltaban cincuenta céntimos para poder comprarme la barra de chocolate que tenía en mis manos. Mientras buscaba alguna calderilla en el interior de mi mochila, los clientes que hacían cola junto a la caja registradora me miraban irritados. Aún me faltaban diez céntimos más… Muerta de vergüenza, iba a dejar la chocolatina en su lugar antes de marcharme disimuladamente del supermercado, cuando una mujer que acababa de pagar su compra y estaba colocando los productos en una bolsa, me dijo:

–Tranquila guapa; ya te lo pago yo.

Sacó un billete de cinco euros y se lo entregó a la cajera. A pesar de mi insistencia en que no hacía falta, me dio el cambio y, con una sonrisa, se despidió.

–Que pases una buena tarde.

Son pequeños detalles como este los que hacen que nuestro día resulte un poco más feliz. A veces no nos damos cuenta, pero hay gestos que nos hacen sentir mejor: ceder el asiento del autobús o del tren de cercanías a una persona mayor, entregar limosna a un mendigo y, sobre todo, sonreír a todo aquel con quien nos encontramos.

Aquella mujer no me conocía, pero aun así quiso tener conmigo ese detalle, sin esperar recibir nada por mi parte. Necesitamos más personas como ella, dispuestas a construir un mundo mejor a través de las pequeñas cosas. Sin duda, ella me hizo entender que buscando el bien de los demás, encontramos nuestra felicidad.