XIII Edición

Curso 2016 - 2017

Alejandro Quintana

La luz y las sombras

Claudia Castelblanque, 15 años

                 Colegio Vilavella (Valencia)  

Carlos tenía seis años y aún dormía con la luz encendida. Hacía seis meses que su madre le había comprado una de esas lamparitas que se pueden colocar en cualquier sitio porque se encienden sin necesidad de estar conectadas a la corriente. Desde entonces jugaba a esconder su sombra. Para ello le bastaba colocar la lámpara en distintos lugares, hasta que su sombra se hacía cada vez más pequeña. Carlos pretendía que desapareciera del todo, aunque fuese solo por un momento.

Cada noche probaba a situar la lámpara en un sitio diferente de la habitación, pegándola en paredes distintas. Se había dado cuenta que cuanto más alineado se encontrase con la luz, más pequeña era su sombra. Pero no lograba esconderla del todo.

Noche tras noche, cuando su madre le daba un beso y salía de la habitación, Carlos se ponía a pensar dónde debería colocar la luz. Luego se levantaba y la dirigía a una arista del techo de la habitación y él se situaba justo debajo. Se quedaba muy quieto y pensaba que lo había conseguido. Pero siempre había una pequeña sombra que proyectaba su nariz, o los dedos, o la manga de su pijama.

A la noche siguiente instalaba la luz en la cabecera de su cama. Se ponía recto y ya no veía su sombra. Pero solo mientras miraba al techo. Si miraba hacia el colchón, ahí estaba, pequeñita, pero estaba.

Había llegado a la conclusión que era imposible esconder su sombra.

Una noche que Carlos no podía dormir, se quedó mirando por la ventana, a ver si le entraba el sueño; desde pequeño, siempre que no podía dormir observaba los árboles del campo verde que se veía desde su ventana. Y allí las vio, las luciérnagas, tan llenas de luz. Después de observarlas un rato, Carlos se dio cuenta de que las luciérnagas no tenían sombra.

Y fue así como consiguió la respuesta: las luciérnagas nunca habían tenido sombra, porque para esconder tu sombra tú tienes que ser la luz.

Actualmente, Carlos es escritor. Él nunca pudo esconder su sombra, pero con sus historias crea un poquito de luz que oculta la sombra de este mundo, aunque sea solo por unos breves segundos.