XI Edición
Curso 2014 - 2015
La patética sonrisa
Sebastián Iñaki Lizárraga, 14 años
Colegio Liceo del Valle A.C. (Guadalajara, México)
Esa anciana te sigue a todas partes, te espía sin escrúpulos como si fuera tu conciencia. Lo peor de todo es que mira tus ojos confusos no con extrañeza ni curiosidad, pues parece conocerte más de lo que te conoces a ti misma.
Le has preguntado:
-¿Por qué me sigues? ¿Qué se te perdió?
Pero de la boca de la vieja no sale ni una palabra, por más que ansíes aunque sea un monosílabo. Entonces le sonríes y ella te devuelve también una patética sonrisa.
Te preguntas si es muda.
Estás atrapada en una ola de incertidumbre. La anciana conoce todos tus movimientos; eres su juguete y no sabes qué hacer, por más que sea la persona más mansa con la que te has encontrado.
No puedes llamar a la policía. No te lo perdonarías. Esa mujer tiene una mirada en la que te reconoces a ti misma.
Tienes miedo y no lo ocultas, pues la anciana no se separa de ti, aunque eches a correr. Está adherida a tu cuerpo como un chicle a un zapato. Ya no puedes más… No te cabe un pensamiento que no sea la vieja.
Sales. Te acercas a ella y sincronizas sus ojos con los tuyos.
-¿Quién eres?
Caes en la cuenta de que eres tú. No puedes escapar de tu sombra. Y ambas se regalan otra simultánea y patética sonrisa.