XX Edición

Curso 2023 - 2024

Alejandro Quintana

La ventana 

Jaime García de Polavieja, 15 años

Colegio Altair (Sevilla)

–Hijo, acércate para que te peine –dijo Blas con un tono entristecido al más pequeño de la casa. 

Quedaba una hora para que comenzara el funeral por Lucía, su esposa, que había pasado varios años en cama hasta que Dios la llamó al Cielo definitivamente.

La familia Ramírez partió hacia el tanatorio de Benabarre, en donde les esperaban todos sus allegados. En aquel lugar solo se escucharon llantos y lamentos.

Blas y Lucía, junto a sus tres hijos, habían formado una familia encantadora. Vivían en un pequeño pueblo de Huesca, acogedor aunque casi deshabitado. La infancia de sus hijos no había sido como la de los demás niños, pues habían pasado buena parte de su tiempo alrededor de su madre enferma. 

Cuando años después del fallecimiento de Lucía, sus hijos se marcharon del hogar, Blas cayó en una profunda depresión. Buscó el alcohol como único remedio para olvidar, lo que le impedía realizar su trabajo de carpintero. En pocos meses, ante la falta de encargos se vio obligado a cerrar el local.

Llegó un nuevo aniversario del fallecimiento de su esposa. A causa del vino, Blas no se acordó, a de ello hasta el anochecer. Entonces sucedió algo que cambió definitivamente el sentido de su vida. El hombre se apoyó en el alféizar de la ventana con la intención de matar el tiempo. Vio caer el sol y, de pronto, una luz se prendió en el campanario de Benabarre. Entonces le pareció escuchar una voz añorada en el interior de su corazón: «Si aún me quieres, deja de beber».  

Y recomenzó su vida.