XIII Edición

Curso 2016 - 2017

Alejandro Quintana

La verdad del papagayo

Rosario Martínez, 12 años     

               Colegio Vilavella (Valencia)  

Sus mejillas, sonrojadas por el llanto, le hicieron saber que ella no deseaba que se marchara. Tal vez presintiera el riesgo de que muriese en el mar si se lanzaba a semejante aventura.

También a él le resbaló una lágrima, cuando la escuchó decir, tras confirmarle que iba a embarcarse, unas duras palabras:

—Si te vas, te olvidaré, capitán.

Pero él era consciente de que, si la llevaba consigo, arriesgaría inútilmente ambas vidas. Como no se lo podía permitir, se separó de ella.

Soñó con ese último encuentro las noches siguientes a que zarpara. Un viejo papagayo que viajaba en su hombro le oyó susurrar en sueños aquella frase maldita, hasta que se la aprendió. Cuando de día el ave se la repetía en todo momento, le hacía sufrir.

Por fin regresó y la volvió a ver. La llamó, gritó su nombre, pero todo fue en vano. Su amada no podía reconocerlo. Dicen que murió de dolor aquella noche, en una de las posadas del puerto. En su memoria agonizante aparecía el gesto desentendido de la mujer cuando se miraron, y el papagayo, que le volvía a repetir, con sucias palabras, la verdad:

—Si te vas, te olvidaré, capitán.