XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

Las vueltas de la vida

Reyes Cabrera, 16 años

                   Escuela Zalima (Córdoba)  

Llegué al pequeño bar en el que me pasaba las noches, hasta la madrugada.

Para mí era una noche como cualquier otra, llena de rutina.

Un buen amigo mío decía: <<SI crees que la aventura es peligrosa, prueba la rutina porque es mortal>>. ¡Qué razón tenía! Y eso que no volví a verlo. Quizá fue que el tiempo pone todo en su lugar, que nosotros dos no estábamos destinados a llegar a la vejez juntos.

Hice una observación a la camarera que siempre me servía la cerveza. Ella siempre acababa acompañándome hasta la puerta. No por ninguna razón, simplemente porque al final de mis largas noches me sentía solo y buscaba su compañía. O quizás la necesitaba.

Ella estaba de pie, observando la televisión, que retransmitía un partido de fútbol. La miré de arriba abajo. Llevaba un pantalón gris y una camisa de cuadros. De los zapatos no me acuerdo. Será que los hombres no nos fijamos demasiado en los detalles, en los que las mujeres se pasan horas y horas pensando.

Se me acercó.

-¿Lo de siempre?

Esa pregunta se me clavó como un dardo en una diana.

Le contesté furioso:

-¿Se puede saber cómo demonios se sale de esto?

Extrañada, me dijo:

-¿De qué hablas, Javier?

Cogí mi paquete de tabaco y salí a la calle, dispuesto a dejar atrás mi vida anterior. Sabía que no era fácil.

Lo primero que debía hacer era despedirme de Lucía, la camarera. Contarle cuales eran mis planes y desearle todo lo bueno del mundo.

Y sí, después de tres años he descubierto que estancarte en una rutina es más peligroso que embarcarse en una aventura. Ahora leo libros, escucho música y escribo cuentos infantiles.

Lo último lo hago para poder leérselos a Gabriel, el hijo que espero y que voy a amar hasta que la vejez venga a por mí. Y quién sabe si el destino estaba equivocado… a lo mejor se los leeré junto a aquel buen amigo que me hizo reflexionar.