IV Edición

Curso 2007 - 2008

Alejandro Quintana

Las zapatillas rosas

Teresa Esteve, 15 años

                 Colegio Canigó (Barcelona)  

Claudia salió a la calle con sus tacones negros de charol, sus tejanos pitillo preferidos, una blusa con un chaleco ajustado, un collar muy aparatoso y una boina gris con topos blancos colocada al estilo francés. Caminaba estilosamente con pasos firmes y decididos, despojándose de la fragancia de su perfume a medida que iba avanzando. Su larga melena color caoba flotaba con el viento. Detuvo su paso frente una tienda de bambas deportivas y clavó los ojos en un calzado. De pronto percibó como la estiraban con suavidad de la blusa. Miró hacia abajo y se topó con una niña de apenas cinco años que la miraba tímidamente.

-Hola -saludó Claudia amablemente.

La niña se puso colorada y se mordió el labio inferior.

-¿Me firma un autógrafo? -preguntó con fascinación ofreciéndole una libretita y un bolígrafo.

Claudia esbozó una sonrisa.

-Pues claro. ¿Cómo te llamas, guapa?

-Jane -respondió la pequeña.

Claudia firmó y le devolvió el cuadernillo.

-¡Gracias! -exclamó la niña antes de salir corriendo y aferrarse a la mano de su madre, que las observaba divertida.

Claudia miró la hora. El corazón le dio un vuelco: llegaba tarde, otra vez.

***

-¡Claudia! Pensábamos que no ibas a llegar nunca -exclamó Josh aliviado. Era su manager.

-Lo siento. No volverá a pasar -se disculpó la muchacha mientras entraba en una sala en la que la iban a entrevistar. Josh le presentó a Sally, periodista.

-¿Nombre completo? -preguntó la mujer.

-Claudia Rogers Smith.

-¿Dónde nació?

-Aquí mismo, en Nueva York -sonrió Claudia.

-Cuénteme algo sobre su familia...

-Mi padre es de Chicago y mi madre española. Ambos son abogados. En realidad, toda mi familia pertenece al mundo del Derecho, pero yo, desde muy pequeña, rechazé en secreto la idea de hacerme abogada.

***

Claudia se miró al espejo. La imágen reflejaba el rostro de una niña de ocho años con una carita redonda y algo regordeta. Su semblante transmitía un aire inocente y divertido. Tenía las manos finas y delicadas, con los dedos largos. Sus piernas eran muy delgadas, pero fuertes y flexibles, y tenía unos piececitos capaces de trabajar duro.

La pequeña se colgó la mochila al hombro y salió de la escuela dando brincos y canturreando una melodía infantil. De pronto se detuvo ante una tienda de televisores. Todos los aparatos presentaban un documental sobre ballet. Con los ojos como platos y boquiabierta, no pudo apartar la mirada de aquel programa. Las jovenes bailarinas se movían con infinita elegancia al compás de una música lenta y agradable. De repente sintió algo en su interior.

Algo más adelante se cruzó con una chica que paseaba sujetando en la mano unas zapatillas rosas que Claudia reconoció de inmediato. Sin pensarlo dos veces, se le acercó para preguntarle:

-¿Tú haces ballet?

La chica asintió.

-¿Quieres venir conmigo? -se ofreció amablemente.

Claudia se asomó a una sala donde unas cuantas niñas de su edad, con trajes blancos de tul imitaban a una joven vestida de negro que levantaba la pierna hasta la cabeza. Claudia se quedó pasmada y se apoyó contra la puerta.

-¡Jacqueline! -llamó la chica que había llevado a Claudia hasta el estudio. La joven de negro, que parecía ser la profesora, se volvió rápidamente-. Tienes público.

-¿Quires unirte a nosotras y probar? -le invitó la profesora.

Claudia asintió. Jacqueline la colocó entre dos niñas y explicó detalladamente el siguiente ejercicio. Claudia obedeció y Jacqueline examió el movimiento de su pierna. “Delgada pero fuerte”, observó con asombro.

-Tienes talento -le sorprendió Jacqueline.

Claudia se quedó turbada.

-Te invito a merendar -sonrió la maestra.

***

-¡Menuda chica, Jacqueline! -exclamó Sally, soprendida.

-La verdad es que me ayudó muchísimo desde pequeña. Ella me empujó a bailar.

-¿Y dices que te pagó todas las clases? -quiso saber Sally.

*****

¨No tengas miedo, todo va a salir bien¨ ¨Seguro que lo entienden¨ ¨Has de confíar en ti misma¨ ¨No te rindas ahora¨ ¨Tienes talento, Claudia¨ ¨Nunca renuncies a tus sueños... ¨

¨Baila según lo que sientas¨ ¨Sé que lo harás muy bien¨ ¨El ballet forma parte de tu vida¨ ¨Vas a llegar muy alto¨ ¨¡Ánimo!¨...

Aquellas palabras de Jacqueline siempre resonaban en su mente.

*****

Claudia dejó de calentar, respiró hondo y salió al escenario. Los aplausos resonaron por todo el teatro. Claudia sonrió y empezó a bailar.