VII Edición
Curso 2010 - 2011
Lo que logra una sonrisa
Mónica Caruncho, 15 años
Colegio Aldeafuente (Madrid)
Al llegar a aquel establo pobre y sucio descubrí que, acostado en un pesebre y envuelto en pañales, había un niño, el más hermoso que había visto nunca. Dormía plácidamente mientras una mula y un buey le daban calor.
Sus padres me invitaron a pasar. María le hacía una mantita, al tiempo que José encendía una hoguera. Los dos estaban felices, sus caras lo mostraban, se sentían los hombres más dichosos.
De pronto se oyeron unas voces melodiosas que provenían del cielo. Me asomé y pude ver a un grupo de ángeles que cantaban alabanzas a Dios. En mi vida había sentido tanta paz y alegría como en aquel momento. Pensé que era la persona más afortunada del mundo.
El niño se despertó. Tuve miedo de que comenzara a llorar, pero ni una lágrima resbaló por sus mejillas. Aunque parezca increíble, aquel recién nacido me sonrío. Fue una sonrisa única, que me transmitió una felicidad y una paz inimaginables.
Me quedé contemplando aquella sonrisa durante toda la noche. A la mañana siguiente regresé a casa con el propósito de contarle a todo el mundo que había llegado el tiempo de la Salvación con una sonrisa.