XI Edición

Mareas sin porqués

Cristina Cordero, 15 años

                 Colegio Tierrallana (Huelva)  

Respiró con profundidad, miró el cielo anaranjado de la costa y cerró los párpados.

Todo a su alrededor quedó congelado por un instante. Incluso aquellos que se dirigían al trabajo diligentemente, quedaron paralizados. Los estudiantes parecían analizar la nada y aquellos que charlaban con soltura omitieron decir otra palabra. Todo murmullo quedó en elipsis... El ajetreo de la ciudad se había quedado detenido por un simple suspiro.

Cuando terminó de tomar la bocanada de aire, expulsó la contaminación de la atmósfera urbana y el mundo volvió a girar. Las mareas de ignorancia, los flujos de personas sin preguntas y las vacuas palabras transitaban de nuevo las venas de la urbe.

Y mientras todos seguían las corrientes habituales de la vida, ella aparecía mermada en la inmensidad, detenida, observando lo inútil que es vivir sin detenerse, vivir de paso, vivir sin dejar de vivir, vivir sin contemplar.