IV Edición

Curso 2007 - 2008

Alejandro Quintana

Memoria de mi padre

Elvira Oliva , 16 años

                   Colegio Aura (Tarragona)  

Cielo azul. Reflejos de felicidad en los cristales. Sol penetrante. Gente por la calle, sonriente, sin prisas. El Collado. Una viejecita que camina con bastón. Niños que juegan con una pelota. Árboles copados de vitalidad. Aire puro, limpio. Calles que recogen memorias, bancos que guardan momentos inolvidables, bares de los que cuelgan los recuerdos. El colmado de la plaza. La poesía de Machado sobre las fachadas. Carreteras intransitadas, corzos en libertad. Campos infinitos coloreados por manos humildes. El horizonte mires donde mires. Paz. Música suave en mis oídos que me lleva de vuelta a los veranos. Aroma a libertad. Montes verdes. Caminos que esperan visitantes, sendas mágicas. La casa de mis abuelos. Mi habitación. El paisaje desde mi ventana. La pradera de las rosas rojas. El parque donde crecí. La Loma con su cruz y el paisaje lánguido que se asoma desde allí. La hierba y los saltamontes. Atardeceres que pintan el cielo a su antojo. Noches cubiertas de perlas y estrellas fugaces. Silencio. El cantar del gallo. Amigos llenos de esperanza e ilusiones. El huerto de mi abuelo. El viejo colegio de la cuesta. Paseos interminables. Conversaciones llenas de contenido. Reencuentros. Personas verdaderas, auténticas. Ambiente que contagia ganas de vivir. La cuesta de Amelia. La ruta hacia la ermita. El desprendimiento de mis miedos. El molino. Los árboles cargados de manzanas. El cantar de los pájaros que vuelan alto. Pueblos y más pueblos. Campanarios. Campanas. La atalaya de La Riba. Buitres colgados del firmamento. Tranquilidad. El abrazo de mi familia. Arenillas en lo alto de una colina acariciando el cielo. El susurro del viento en mis oídos. Un lugar que habita mi corazón. La tierra de mis raíces. Mi hogar. Soria.