XVI Edición

Curso 2019 - 2020

Alejandro Quintana

Moscas olvidadas

Pilar Gálvez, 16 años

Colegio Entreolivos

La semana siguiente a la muerte de Gertrudis, su jardín, que en vida cuidaba escrupulosamente, se convirtió en un hervidero de moscas que solo se posaban en la planta favorita de Gertrudis: el espatifilo. Pero las moscas ignoraban las vibrantes hojas verdes; eran las flores las únicas que captaba su interés, flores de un solo pétalo de forma alargada y de un blanco de pureza embriagadora. Los insectos voladores apagaban aquel color neutro, con su zumbido ahogaban el acostumbrado silencio y apestaban el sutil perfume de las flores. 

Las moscas llegaron gradualmente, hasta que al séptimo día su afluencia se hizo constante. Se montaban unas encima de las otras, ocultando cualquier atisbo de los pétalos. En el lugar de cada flor se asomaba una oscura masa, en un repulsivo e incesante movimiento. 

Aquello supuso un verdadero inconveniente para los hijos y nietos de Gertrudis. Como no le daban uso a aquel chalé alejado del centro de la ciudad, lo pusieron en venta, pero los posibles compradores lo rechazaban, ya que los espatifilos se encontraban repartidos por todo el jardín y había también algunas macetas en el interior, repletos todos ellos de moscas. La solución más fácil era cortar las plantas, pero quedó descartada por la familia, pues el recuerdo de Gertrudis les imponía un triste respeto. Así pues, las plantas permanecieron intactas durante tres generaciones. Sus hijos, nietos y bisnietos contemplaron el extraño fenómeno de las moscas. Sin embargo, la curiosidad se fue desvaneciendo y las moscas de Gertrudis queron abandonadas en algún recoveco de la memoria.

Una bochornosa tarde de agosto, varios años más tarde, la última bisnieta de Gertrudis expiró en una cama de hospital. Sus hijos no habían llegado a conocer la historia de su tatarabuela y con su madre moría todo recuerdo. Fue en aquel instante cuando los habitantes del chalé abandonado cayeron todos a la vez, dejando a la vista unas flores marchitas y una considerable cantidad de moscas muertas esparcidas por el suelo.