VIII Edición

Curso 2011 - 2012

Alejandro Quintana

Notas sobre el asfalto

Sara Yin, 16 años

                 Colegio IALE (Valencia)  

Como cada mañana, una gran masa de gente toma el metro en hora punta. Suben y bajan corriendo las escaleras para no llegar tarde. Nuestra sociedad se ha vuelto demasiado simple: nos alegramos con cualquier caprichito, siempre concentrados en la satisfacción inmediata, esa que apenas requiere esfuerzo.

Observo cómo los pies de la gente van pasando, uno detrás de otro, el mismo desfile de zapatos cada mañana. Nadie tiene tiempo para pararse a pensar en mí y, aunque no les culpo por mi situación, un pellizco de rencor cosquillea en la base de mi garganta. Repito, no les culpo. Aunque podría...

Nací sin nombre y sin papeles, pero podéis llamarme Músico. Cada día doy varios conciertos de guitarra en el metro.

Podréis encontrarme, por las mañanas, en los bancos del subsuelo y en las escaleras por las tardes. Por las noches doy un paseo por el centro comercial, pero siempre me acaban echando, así que no os recomiendo que me busquéis allí.

Las entradas para mis conciertos son gratuitas. ¡Incluso podéis encontraros en primera fila si os dais prisa! Pero la verdad es que no me puedo alimentar de aplausos, así que, si no os importa, agradecería que añadierais una propina. Sólo si os viene bien, claro.

¿Hay razones para que acudáis a mi espectáculo? Miles, pero si tengo que elegir tres (a parte, por supuesto, de las gangas que os ofrezco), en primer lugar sería mi inigualable atractivo. Estoy en la flor de la vida y no miento, tengo la piel increíblemente bronceada por las tardes al sol y la barba ya casi me llega al pecho. ¿No les gusta eso a las chicas? ¡Oh! Y mi cabello pelirrojo ya me llega a los hombros, ¡igual que a las estrellas de rock!

La segunda razón es mi carisma, que como habéis podido comprobar, me sobra a raudales. Una sola tarde de canciones y os acordaréis de mí durante el resto de vuestra vida.

Tengo varios amigos, entre ellos el señor policía del centro comercial, quien suele reírse conmigo cada vez que voy a visitarle. Un tal Pepe. Casi siempre me da un abrazo antes de despedirnos y me pregunta si ya he tomado algo, para ver si me puede invitar a una copa. Dependiendo del día digo sí o no

Y la última y más importante, es mi capacidad para innovar. Madonna a mi lado no me llega ni a la suela de los zapatos. Ella podrá marcar un estilo diferente cada temporada, pero yo cambio cada semana.

¿No os habéis preguntado aún qué hago en el centro comercial? Doy largos paseos por la sección de música, busco las últimas innovaciones y las mejoro, las elevo a cien, las combino y extraigo un nuevo estilo mucho mejor que el de todos esos artistas que se consideran tan modernos. Hasta que me pillan, claro.

Hoy he decidido hacer un cambio. No voy a ir al centro comercial, sino que daré mi concierto nocturno en la fuente del parque.

Mientras espero a que anochezca, me tumbo en el banco. Los artistas necesitamos estar frescos para los conciertos y no quiero dormirme ante mis fans. Los decepcionaría: y yo jamás podría hacer algo así.