XIII Edición

Curso 2016 - 2017

Alejandro Quintana

Nueva York 

Paco Moreno, 16 años  

                 Colegio Iale (Valencia)  

De tanto perseguirlos, los sueños se hacen realidad. Este verano he podido comprobarlo al viajar a Nueva York.

La unión del entusiasmo de mi madre con la capacidad de organización de mi padre, hizo posible que en pocos días todo estuviese en marcha, eso sí, con mi compromiso de hacerles de traductor una vez llegásemos, y así demostrar que tantos años estudiando inglés han sido fructíferos.

Podría detallar nuestras visitas a los museos y edificios emblemáticos de la isla, o cómo me sentí al pasear por aquellas avenidas, escenario de tantas películas, pero se han dicho tantas cosas de la Gran Manzana y sus rascacielos que este artículo carecería de interés. Por eso prefiero plasmar una sola imagen, que me impactó tanto que cada vez que hablo de mi viaje es lo primero que recuerdo.

Después de cinco días de vértigo, en los que ejercimos de auténticos turistas que caen en todos los tópicos, la última noche decidimos pasear a nuestro aire. Fue entonces cuando entendí que NY es una ciudad de contrastes brutales.

Nos encontramos con un grupo de vagabundos, que esperaban turno para recibir una ración de comida de manos de unos voluntarios, que acompañaban los alimentos con unas palabras amables y una sonrisa. Y junto a ellos, al lado del Madison Square Garden, los coches más lujosos que nunca había visto: esos coches que la gente fotografía como hipnotizada, sin darse cuenta de que en la otra acera aquellas personas eran como fantasmas invisibles. Por eso Nueva York son las luces, la grandeza de sus monumentos y la oscuridad, la tristeza, la pobreza, la soledad…

No quisiera pecar de ingenuo: sé que en cualquier gran ciudad puedo encontrar una escena semejante, pero lo abrumador fue descubrir la facilidad con la que enfocamos o desenfocamos a nuestro antojo las imágenes que nos rodean.

Sigo teniendo sueños; algunos tienen que ver con viajar de nuevo para conocer otros lugares, pero me he prometido que la próxima vez que salga de casa con la maleta, miraré con más detenimiento aquello que no aparece en las guías turísticas.