XIII Edición

Curso 2016 - 2017

Alejandro Quintana

Palabras y palabras 

 María Araujo, 15 años  

                Colegio Ayalde (Bilbao)  

A veces me pregunto si los jóvenes estamos perdiendo las formas al hablar. Tengo la impresión de que muchas veces utilizamos un tono que busca herir a los demás. Además, usamos una serie de palabras que solo entendemos quienes formamos parte de nuestra generación, a pesar de que los mayores se quejen de que no nos comprenden. Por no hablar de las palabrotas, de las que están pobladas nuestras conversaciones, sin que valoremos cuándo están justificadas y cuándo no.

Es cierto que en las conversaciones entre amigos las risas son lo habitual, pero deberíamos pensar si sabemos hablar con corrección. Por ejemplo, con una profesora no se nos ocurriría emplear el tono que utilizamos con un amigo.

Un comentario grosero, una expresión hiriente o incluso una crítica dañina pueden significar el fin de una amistad, un amor o la ruptura en el aprecio de una persona querida. Lo que podríamos llamar «violencia verbal» no es el camino que debemos seguir. Sin embargo, cada día más jóvenes nos equivocamos a la hora de escoger las palabras que requiere cada momento. También es cierto que muchos, del mismo modo que nos equivocamos, rectificamos al darnos cuenta de nuestros errores a la hora de hablar. Quizá pueda parecer una muchacha antigua por querer que vuelva la educación a la hora de comunicarnos, aunque sea solo por respeto al prójimo, pero no me importa. A fin de cuentas, me gusta remar a contracorriente.