IV Edición

Curso 2007 - 2008

Alejandro Quintana

Palizas “on-line”

Jorge Simón, 15 años

               Colegio Vizcaya (Vizcaya)  

Se ha convertido en algo habitual que los medios de comunicación nos ofrezcan vídeos grabados por jóvenes donde aparecen otros jóvenes propinándole una paliza a un compañero. ¿Cuál es el motivo de estos actos repetidos de violencia? Que el muchacho agredido les parece distinto por su aspecto o por su manera de pensar y actuar. Las víctimas suelen ser personas con pocos amigos y la táctica siempre se repite: antes de pegarle le provocan hasta que consiguen que estalle de ira y les plante cara. Los abusones, entonces, aprovechan para golpearle con saña. Para que el prestigio de su compañero acabe por los suelos, lo graban con un móvil y después lo cuelgan en Internet.

Más de una vez he visto a chicos que se encuentran a un pobre vagabundo. Como no tienen otra diversión mejor, le molestan, llegando incluso a prenderle fuego porque les resulta cómico ver a un indigente en llamas luchando por apagarlas.

¿Tan triste y aburridas son sus vidas que únicamente se divierten molestando a los demás? ¿No se lo pasarían mejor con cualquier otro entretenimiento que no afectara a los débiles? A lo mejor es que nunca han considerado cómo se sentirían si fuesen ellos los que están arrinconados mientras reciben una lluvia de puñetazos y puntapiés.

Es imprescindible mantener el respeto con los demás. Si alguien nos incomoda por cualquier motivo, lo mejor es ignorarle. No hay que buscarle las cosquillas con el fin de humillarle a los ojos de todo el mundo.

Algunos jóvenes han llegado a asesinar a otros jóvenes y un grupo de chicas ha dado una paliza a una compañera y la han grabado para colgarla en Youtube. Pero el caso reciente que ha merecido más atención por parte de los medios ha sido el de la joven inmigrante que recibió una patada en el rostro dentro de un vagón de Metro.

En el fondo, los maltratadores no hacen más que mostrar su cobardía, ya que sólo actúan cuando son más numerosos que los agredidos.

Aunque, por fortuna, en mi colegio no se den estos casos, no sucede lo mismo en otros centros escolares. Es hora de que los responsables de la Educación hagan todo lo posible para detener semejante problema.