XI Edición
Curso 2014 - 2015
¿Para qué quiero yo
una hermana?
Blanca Matas, 16 años
Colegio Senara (Madrid)
-Irene, ¿estás bien? Llevas todo el día muy seria.
-¿Qué?... Ah, sí… Muy bien. Y tú, ¿qué tal? ¿Te ha ido bien el día?
-A mí no me engañas. Te pasa algo. Y puedo adivinar qué es ese algo: estás enamorada.
-Pues chica, qué mal se te da sacar conclusiones… Tienes razón en que me pasa algo, pero en eso de estar enamorada… Nada de nada, monada.
-Venga, que soy tu hermana; ya sabes que a mí me lo puedes contar todo y más.
-No sé yo…
-Pero, ¿quieres contármelo de una vez?
-Si insistes…
-Insisto; sí, insisto.
-Bueno, pues verás… ¡Nah!… Si, total, no te va a interesar.
-Pero Irene, ¿qué bicho te ha picado hoy?
-¿Qué es eso de <<¿qué bicho te ha picado hoy?...>>? Nunca has usado esa expresión.
-Será que mi vocabulario está madurando.
-Será.
-Mira, Irene, si no quieres decirme qué es lo que te pasa, allá tú. Pero después no me vengas lloriqueando, quejándote de que todo te va mal.
-¿Es que te crees mi confidente o algo por el estilo? ¿Tengo que andar contándote mis penas?...
-Ni siquiera sé qué es “confidente”.
-Porque eres una inculta. Y una pequeñaja. Ni siquiera sé por qué estoy hablando contigo.
-Hablas conmigo porque te importo; porque somos hermanas.
-¿Ah, sí? Pues ya no somos hermanas. ¿Contenta?... ¿Ya has conseguido lo que querías? Porque yo sí.
-¿Y que era lo que querías, si puede saberse? ¿Enfadarte conmigo?
-Lo que quiero es que me dejes en paz y te vayas. Tengo mucho que estudiar.
-Estudia, estudia, pero yo me quedo aquí.
- O sales ahora mismo por esa puerta o te…
-Pero, ¿por qué quieres que me vaya? Si guardo silencio, no te molesto.
-¿Quieres saber por qué tienes que salir?... Porque como no lo hagas, avisaré a mamá y ya puedes ir olvidándote de ir al zoológico el fin de semana.
-Vale, ya me voy. Si es que yo tenía razón desde el principio: hay algo que te preocupa y no me lo quieres contar.
-¡Y tú qué sabrás! Cuando tengas mi edad, verás lo compleja que es la vida.
-María, ¿me dejas un lápiz?
-¿Así que ahora necesitas mi ayuda?
-Perdóname… Lo siento.
-¿Y qué es lo que sientes?
-¡María!
-Ah, no. Quiero oírlo.
-Si llego a saber que te ibas a poner así, no vengo a pedirte perdón.
-Irene, no te preocupes, que te perdono. Además, yo también tengo que pedirte perdón.
-Disculpas aceptadas.
- Entonces, ¿volvemos a ser hermanas?
-Por supuesto.