XIII Edición
Curso 2016 - 2017
Para Santi
Cristina Carreres, 15 años
Colegio Altozano (Alicante)
En el cardiógrafo se reflejaba que el corazón de Lucía latía débilmente. Sostenía un sobre en la mano derecha. Su hermano Santiago, que acababa de llegar, lo cogió cuidadosamente para no despertarla. Con la inconfundible caligrafía de Lucía, vio que ponía: «Para Santi». Era obvio que él era el destinatario. Lo abrió curioso, con una pregunta en mente: ¿cuándo y por qué habría escrito aquella carta? Comenzó a leerla.
Querido Santi:
Como sé que siempre que puedes vienes a visitarme, he aprovechado para escribirte esta carta en un ratito en que me encuentro mejor. Quiero comentarte algo importante, y como no sé si estaré despierta cuando vengas, me he asegurado de que te llegue la información.
Santi, eres la persona en la que más confío del mundo. Lo que vas a leer a continuación solo lo vas a saber tú, y espero que sepas guardarlo como conviene hasta el momento de desvelarlo.
Como sabes, me encanta la literatura. He escrito una novela corta mientras estaba aquí. Aprovechaba los ratos en que me encontraba mejor para escribir, y si no podía, me ponía a pensar en el siguiente acontecimiento de mi historia. Todo eso me ha dado muchas energías y ánimo. Lo tengo todo en una libreta, pero es un libro que nunca se llegará a publicar a menos que tú me ayudes. Lo fundamental está ahí dentro; solo tienes que acabar de unir las ideas. ¡Me gustaría tanto que se publicaran esa novela! Significaría mucho para mí.
Perdóname por no haberte dicho nada antes, pero ¡me daba tanta vergüenza enseñártelo a ti o a papá y mamá!
Oye, si al final resulta que no supero esto —ya sabes que los médicos no están muy tranquilos—, quiero darte las gracias por todo. Aunque nos peleemos a menudo, he aprendido mucho de ti. ¡Eres un hermano estupendo! No cambiaría todos los momentos a tu lado por nada en el mundo.
Te quiero muchísimo,
Lucía
Dejó la carta a un lado y le agarró la mano con delicadeza. Al instante, el cardiógrafo empezó a mostrar pulsaciones más fuertes. Se dio cuenta de lo valiente y fuerte que estaba siendo su hermana menor. Por ella, debía conseguir que se publicara la novela.
Algunos meses después, el libro que terminó Santi con las ideas de Lucía fue publicado. Costó mucho, pero finalmente vio la luz. Bajo el título figuraba el nombre de los autores: Lucía y Santiago García.
Lucía miró la portada y suspiró, agradecida.