XVIII Edición

Curso 2021 - 2022

Alejandro Quintana

Pequeñas acciones,
grandes cambios 

Maryann Lucero Melendrez, 17 años

Colegio Nuestra Señora del Pilar (Arequipa, Perú)

En una entrevista, la actriz británica Emma Thompson, que se considera una activista en la lucha contra el cambio climático, reconoció sentirse como una hipócrita por viajar por el mundo en avión, uno de los aparatos más contaminantes para la atmósfera. Supongo que en sus declaraciones hay intereses vinculados a su imagen. ¿Alguien se puede creer que una actriz de prestigio internacional renuncie a volar por una consecuencia que no depende de ella? ¿O que no vuelva a subirse a un automóvil ni utilice de nuevo cualquier objeto fabricado con plásticos o sus derivados? Emma Thompson, entonces, no dispondría de un teléfono móvil, de una estilográfica, de unos lentes de sol, de un labial, etc.

Me gustaría no caer en la hipocresía de la que hablaba Thompson, pero no me resulta fácil encontrar la manera de conseguirlo. No puedo optar por trabajar un huerto, ni puedo imponer a mis padres que compren alimentos orgánicos. Tampoco dispongo de una vivienda propia a la que pueda dotar de paneles solares que produzcan una electricidad que no genere contaminantes.

Para mejorar el mundo sobran las grandes declaraciones. Lo que se precisa es que cada cual cambie con responsabilidad actitudes y hábitos en su rutina. Si pienso en la mía, la mejora va ligada a numerosas comodidades y caprichos de los que podría prescindir. El primero de ellos, la ducha de agua caliente por las mañanas; para estar aseada no necesito tanta agua como para que se me arruguen los dedos. El segundo va ligado al desayuno, pues consiste en evitar envolturas de plástico y reciclar o compostar los desechos dependiendo de qué tipo sean, lo que, después de todo, solo nos exige algunos minutos que el planeta nos agradecerá. El tercero, cuando nos cepillamos los dientes tenemos que estar atentos a cerrar el grifo si no estamos utilizando el agua. Y así sucesivamente: apagar las luces de las habitaciones en las que no nos encontramos, llevar al supermercado nuestras propias bolsas, dar un segundo uso a las cosas antes de desecharlas, etc. A fin de cuentas, son las pequeñas acciones las que generan grandes cambios.