XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

Pesadilla

Lucía Calderón, 17 años

                 Colegio Grazalema (El Puerto de Santamaría)  

Se despertó boqueando para conseguir aire. Con los ojos entornados miró el reloj de mesa, que iluminaba, con su tenue luminiscencia, la habitación. Eran las tres de la mañana.

Se le había repetido la pesadilla de siempre: desde el accidente de María, su mente insistía en recrearlo desde todas las perspectivas posibles, como si tratara de convencerlo, una y otra vez, de que María se había muerto. Pero no podía ni quería creerlo.

Cansado, se volvió en la cama para seguir durmiendo. Entonces descubrió un bulto entre las sábanas. Era una silueta que se recortaba entre las sombras de la habitación. Contempló su delgada figura, la cabeza recostada en la almohada. Podía percibir su pecho, que subía y bajaba al ritmo de una respiración pausada y creyó oír el leve murmullo del aire que entraba y escapaba de su boca. Definitivamente, todo había sido un mal sueño: no había habido accidente, ni duelo por la pérdida de María.

Mientras reflexionaba sobre lo real que puede llegar a ser una pesadilla, feliz de tenerla cerca, fue a acariciar su pelo castaño. Pero sus dedos no encontraron el tacto que buscaba. Volvió a intentarlo y la mano tocó la almohada. Angustiado, retiró las mantas para encontrar unos cojines que formaban el contorno de una mujer.