IV Edición

Curso 2007 - 2008

Alejandro Quintana

Preparados, listos... ¡Ya!

Carolina Morata, 14 años

                  Colegio Sierra Blanca (Málaga)  

Día 24 de enero de 1993. Era la primera vez que me subía al escenario desde el incidente. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sentí como perdía la fuerza en mis piernas y un leve hormigueo no cesaba en mi estómago. Me asomé desde las bambalinas y vi a mi compañera mostrando sus increíbles trucos de magia. Miré hacia el público y allí estaban todos: mi madre, Gonzalo, mi hermano… Pero a ella no parecía importarle; la noté serena, más serena de lo normal, tal vez porque tenía al público embaucado. Acabó sus trucos y todo el teatro rompió en aplausos y ovaciones.

-¡Bravo!- gritaban una y otra vez.

La presentadora volvió a aparecer y, tras unos malos chistes, voceó:

-A continuación tengo el placer de presentarles a Pedro Rubio y a Belén García, que nos hechizarán con su ballet.

“¿Belén García...?”, pensé. Esa era yo y aquel era el momento que tanto ansiaba encontrar y al fin tenía delante, justo a dos pasos de mí. Pero algo me bloqueaba, algo me impedía salir...

Pedrito apareció cuando la presentadora volvió a repetir mi nombre. El público comenzaba a inquietarse en sus butacas. Mi madre miraba desconcertada a mi hermano, pero mi hermano parecía tranquilo. La presentadora repitió mi nombre una vez más, ya con poca seguridad. Pedro corrió hacia mí y me besó la mejilla, haciéndome recuperar la confianza. Cogió mi mano y me susurró al oído:

-Preparados, listos... ¡Ya!

Salimos al escenario y comenzó a sonar la melodía que habíamos ensayado en aquel destartalado garaje. Me coloqué en primera posición y, tras varios segundos, los pasos brotaron con naturalidad de mi cuerpo. La mirada de Pedrito me transmitía seguridad.

Acabamos de bailar. Estaba exhausta y mi pecho sobrecogido, pero me encontraba más viva que nunca. Tenía una sensación de euforia que hacía mucho tiempo que no experimentaba. El público se levantó de sus asientos y aplaudió como si les fuera la vida en ello. Abracé a Pedro al tiempo que le reconocía:

-Gracias.