XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

Quisiera ser la voz

María Navarro, 16 años

                  Colegio Pineda (Barcelona)  

He conocido una terrible historia que, por desgracia, no deja de ser habitual.

En un grupo de apoyo a madres primerizas, había una mujer a la que los médicos le habían advertido de que su hijo venía con una grave enfermedad. Los doctores, las monitoras y algunas madres la animaron a abortar, para que se quitara de encima un problema que arrastraría a lo largo de toda su vida. Sin embargo, ella decidió seguir adelante con el embarazo. A pesar de la alegría de traer una nueva vida al mundo, aquella mujer estaba triste y asustada ante la suerte que pudiera correr el pequeño. Además, le resultaba duro ver cómo la miraban por no poner fin a la gestación.

Unas semanas más tarde volvió al ginecólogo, que le comunicó que había pedido una segunda opinión ante el vaticinio de aquella enfermedad. Se disculpó porque el diagnóstico era equivocado: el feto estaba sano.

No puedo dejar de pensar qué hubiera pasado si esa mujer hubiera abortado. Probablemente, se sentiría fatal. Le hubiese resultado muy duro vivir con esa carga.

Quisiera ser la voz de todos esos pequeños que no llegaron a nacer a causa de un diagnóstico imprudente, de aquellos que fueron abortados como si fueran culpables de traer consigo una patología o una malformación. Y quisiera ser la voz de todas las mujeres que, presionadas, se han visto abocadas a sufrir una experiencia tan desgarradora y traumática.