XVIII Edición

Curso 2021 - 2022

Alejandro Quintana

Soy joven 

XinRu Sun, 17 años

Colegio Iale (Valencia)

Me siento feliz de ser joven. Ha sido un sueño que he alimentado durante mi infancia, pues me fijaba en que las chicas que llegaban a esta etapa comenzaban a tomar decisiones por su cuenta. Y, en efecto, ahora que he llegado, me doy cuenta de que tengo la libertad en mis manos, pero una libertad que todavía está dirigida por mis padres y profesores.

Cuando me subo al autobús escolar, me fijo en los chicos y chicas de mi edad. También observo a través de la ventanilla a los que van y vienen por la calle. Unos son alegres, otros solitarios. Muchos de ellos, como yo, apenas hace un par de años que dejaron atrás la infancia. Ahora hemos cambiado; nos hemos vuelto suspicaces, precavidos, calculadores… y también generosos, porque en la juventud uno vive por y para sus amigos.

Puede que algunos no hayan comprendido que crecer tiene sus reglas, que para que nos consideren como adultos tenemos que demostrar que somos capaces de comportarnos. Por eso me desagradan mis colegas de generación que, cuando están en pandilla, se creen con derecho a molestar con sus gritos y comportamientos al resto de los ciudadanos. Mucho menos me gustan los que aprovechan el bullicio para robar en los supermercados. Ni tampoco los que viven obsesionados por la apariencia y desean complacer a los demás en todo momento. Por supuesto, también reniego de los que disfrutan haciendo sufrir al débil.

Entiendo que cada persona madura a un ritmo distinto. Algunos tratamos de aprovechar las oportunidades para convertirnos en mejores personas. Otros parece que se niegan a crecer. Desde luego, se trata de una decisión personal de la que cada uno es responsable.

La juventud no es, quizás, tan bonita como me esperaba, pero esta juventud llena de matices tampoco me disgusta. Es una etapa en la que siento que empiezo a mantener las decisiones bajo mi propio control y acepto sus consecuencias. A esto se llama crecer: a ser independiente para dejar, poco a poco, el cobijo de mis padres.