XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

¿Tienes un momento?
Andrés Arteaga, 16 años

                  Colegio Tabladilla (Sevilla)  

La enfermera australiana Bronnie Ware recopiló en su libro “The Top Five Regrets of Dying”, fruto de su trabajo con enfermos en cuidados paliativos, los cinco arrepentimientos principales de las personas en su lecho de muerte. Uno de ellos es el de no haber dedicado tiempo suficiente a los seres queridos.

Una amiga me comentó que “un momento” se llama en Inglaterra a un intervalo de minuto y medio. Si nos ponemos a hacer cálculos, cada día tiene novecientos sesenta momentos, que se quedan en unos quinientos si les restamos las horas de sueño. Con tan sólo tres o cuatro momentos que pasemos al lado de una persona, le habremos dedicado cinco minutos. A veces parece que nos cuesta demasiado entregar unos instantes a aquel que nos los pide, ya sea porque estamos ocupados o fatigados por las obligaciones del día a día. Pero de los quinientos momentos de los que disponemos, ¿qué cuesta dar a los demás uno o dos?

Se dice que verdadera amistad es aquella en la que uno moriría por su amigo. Pues bien, mucha gente lo hace, aunque no sea consciente de ello. ¿De qué manera? Compartiendo esas vueltas de reloj junto a las personas a las que aprecian.

El que da su tiempo, entrega lo único que no podrá recuperar jamás: una parte de su vida. Por consiguiente, quien así se comporta está muriendo un poco por los demás cada vez que está con un amigo. Es una explicación un tanto poética, pero igualmente válida.

Valoramos más aquello que cuesta tiempo que aquello que cuesta dinero. La frase bíblica “la fe mueve montañas” no menciona que éstas se muevan todas de golpe. Ir poco a poco es lo que nos hace llegar al final sin darnos apenas cuenta. Un pequeño detalle diario puede parecer insignificante, pero la suma de esos pequeños detalles convierte nuestra existencia en un tesoro.