IV Edición

Curso 2007 - 2008

Alejandro Quintana

Tu propia historia

Sandra Ruiz, 15 años

                Colegio Vicaya  

Sólo las personas resignadas a las adversidades creen que todo esta decidido desde el primer instante, incluso antes de asomar la cabeza por el ventanal de una nueva vida. Nunca conseguiré entender el motivo de su falta de motivación, ese temor antropológico a la propia existencia. Deben de tener la mente muy cerrada para no luchar por cambiar el rumbo y convertirse en los escritores de su propia historia, porque nada esta predeterminado, sólo nosotros somos los responsables de cada una de nuestras victorias así como de nuestras derrotas y tenemos que convivir con esa responsabilidad sin que suponga un lastre para nuestra libertad.

Porque si el destino existiera, si todo estuviese plasmado en las estrellas o en los posos del café no existirían motivos para levantarnos cada mañana porque, ¿dónde encontraríamos fuerzas para afrontar un posible cambio?

Por suerte, la mayoría de los hombres somos poseedores de un mecanismo que nos impide capitular cuando parece que la batalla esta perdida y seguir dando pasos hacia el frente. No todos lo consiguen, es cierto, ya que algunos caen antes de llegar a la cima, sobre todo aquellos en los que la constancia y el afán de superación no son sus mejores virtudes.

En ocasiones pensamos que nos acompaña una miríada de ángeles que nos ayudan ante situaciones insalvables. Otras veces nos plantearemos que una malvada hechicera nos esta haciendo vudú como venganza. Pero ni una cosa ni la otra. Sea cual sea el momento y el lugar, es necesario saber que todo es efímero: los malos tiempos pasaran y la risa le ganará el pulso al dolor.

La clave para ser feliz es hacer acopio de valor para lidiar los obstáculos del camino y tener presente que nunca es tarde. Siempre hay tiempo para arrepentirse y enmendar errores, por muy graves que parezcan. Equivocarse es algo natural y saber admitirlo es hacer gala de gran madurez y sabiduría.