XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

Un adolescente sin
comunicación

Javier Prats Nebot, 14 años

                  Colegio El Prado (Madrid)  

Mis padres han tomado la decisión de que no tendré móvil hasta que cumpla dieciséis años. No se dan cuenta del problema que me supone, ya que soy el único de mi clase que no está “disponible en todo momento”. Es decir, no puedo mandar ni recibir wasaps, por lo que no estoy al día de lo que sucede entre mis amigos y compañeros cuando no estamos en el colegio.

Ya sé que el hecho de que todo el mundo tenga móvil no es una condición que obligue a que yo también lo tenga, pero vivir sin teléfono, a día de hoy, es un fastidio. Si una tarde mis amigos deciden quedar sin previo aviso, no lo sabré. Por tanto, perderé muchas ocasiones de estar con ellos.

Claro, cuando mis padres eran jóvenes la tecnología de los teléfonos móviles todavía estaba en pañales. No solían comunicarse a través de ellos con la misma frecuencia que los adolescentes de hoy. Por eso lo ven como un elemento superfluo para un chico de mi edad y no entienden que se ha convertido en el principal modo de comunicación.

Si se le priva a un adolescente del móvil o de cualquier red social, se le priva de casi toda la información sobre el mundo que le rodea.