XIII Edición

Curso 2016 - 2017

Alejandro Quintana

Un Dios de madera

Julia Nieto, 17 años 

                                                    Colegio Zalima (Córdoba)  

Cuando Dios creó el mundo, puso un cariño especial en Andalucía, no porque tuviese la intención de que fuera la Comunidad más alegre y pintoresca de España, ni porque fuera a ser la más colorida y festiva, sino porque allí volvería a nacer su hijo de una manera un tanto especial.

Especial, porque los personajes que acompañan a este Mesías andaluz no son distintos de los de Belén. Es más, son los mismos, pero con la experiencia que dan los años. Quiero decir, de este modo metafórico, que Dios les ha cedido su poder creador a unos humildes artistas, trabajadores de la madera, para que de un leño saquen la madurez de su Hijo.

Algunas personas no entienden por qué en Andalucía alabamos y sacamos a las calles a este Jesús de madera, pues para ellos debería permanecer en el interior de las iglesias. La razón es que en nuestra tierra vivimos de manera distinta, pues el ambiente se acompasa poco a poco con los sones de aquella primera Semana Santa de Jerusalén. En la calle se respira el aroma del incienso, esencia que conforma un perfume digno de Dios, y las avenidas se pueblan con el vibrar de tambores y cornetas que unen sus sones a aquel camino duro y tortuoso, que lejos de ser una película, enmarca una historia real.

Para los Cofrades, mirar el rostro de estas imágenes despierta muchos más sentimientos que fijarse en la talla, sin más. Y de los sentimientos, llegan a la oración. Ellos saben que observarlas es dejarte llevar por lo que cuentan y demuestran, es llorar y sufrir con ellas, es adorar lo que memoran y amar y creer.

Es por esas cosas inexplicables que la razón no entiende pero el corazón valora, por lo que Andalucía es la tierra elegida para que Jesús se vuelva a hacer hombre. Es Dios que disminuye su infinita dignidad divina para convertirse en un humilde Dios de madera.