VII Edición

Curso 2010 - 2011

Alejandro Quintana

Una boda de ensueño

Nuria Bigorra, 14 años

                Colegio IALE (Valencia)  

-Sí quiero -exclamó María un tanto nerviosa.

Nunca se había imaginado que el día de su boda pudiera resultar tan desastroso.

Desde pequeña había suspirado por una jornada radiante. Por otro lado, se había ocupado, durante mucho tiempo, de escribir los detalles que más le gustaban de los enlaces a los que acudía invitada.

Aquellas bodas resultaban perfectas, ordenadas, imaginativas, sin ningún invitado que diera la nota. Por no hablar de los convites, en los que se servía comida internacional (rusa, japonesa, francesa o india). Pero María no se conformaba con todo eso: aspiraba a mucho más.

María se apoyó en el que, hasta ese momento, había sido su novio, que dio el visto bueno a cada una de sus decisiones. Entre ambos consiguieron que la tormenta (llovía con rabia) se convirtiera en sol. Es decir, que lo que podría parecer un problema objetivo, dejó de influir en el ánimo de los contrayentes, a pesar de que a ella se le rompiera un poco el vestido o que la reserva de la comida no estuviera hecha (fueron tantos los nervios acumulados que no le dieron el visto bueno definitivo al último presupuesto del restaurante). Todo eso no importó, porque fueron capaces de cambiar rápidamente de planes.

El convite se realizó en el jardín de la casa de sus padres. Y en cuanto al menú, fue internacional puesto que llamaron a un restaurante chino. Eso sí, no hubo tarta sino galletitas de la suerte.