VII Edición

Curso 2010 - 2011

Alejandro Quintana

Una ocasión perdida

Isabel Trius

                  Colegio La Vall (Barcelona)  

Espero el tren sentada en un banco de la estación.

Aprovecho para observar el ambiente que me rodea: A mi lado, veo a una madre con sus tres hijos, preparados para ir al colegio. Están nerviosos. Su madre los distrae con un cuento, lo que me hace recordar las historias que mi madre repetía, una y otra vez, a la hora de irme a dormir.

Los niños escuchan con especial atención aquel relato, que seguro han oído más de una vez. Cerca de ellos, hay dos extranjeras que entablan una conversación en un idioma incomprensible. Y entonces lo veo a él. Va vestido como todas las mañanas: luce una sudadera, unos pantalones caídos y, cómo no, sus cascos. No se separa nunca de ellos, como si fuesen indispensables para él. Sólo se los quita para responder a las llamadas de su teléfono móvil.

Vive desconectado del mundo.

Veo cómo sube al tren. Una chica, desde el andén, le saluda:

-¡Max, Max!...

Pero Max no repara en la muchacha, concentrado en el sonido que continuamente retumba en su cabeza, lo único que ocupa sus pensamientos.

Con la mirada perdida, ocupa un asiento en el ferrocarril. Desde fuera, veo cómo marca el ritmo sacudiendo levemente su cabeza, dejándose llevar por la música. No se da cuenta de la ocasión que ha perdido.

Busco con la mirada a la chica. Se ha sentado. Su rostro expresa decepción y asombro. Cree que Max la ignora.