XX Edición

Curso 2023 - 2024

Alejandro Quintana

Viajar para vivir 

Javier Carreño, 15 años

Colegio El Prado (Madrid)

Me senté en el sillón que indicaba mi billete de avión, acomodé la bolsa de equipaje debajo del asiento de delante y resoplé. Era la primera vez que viajaba fuera de mi país, lo que me ilusionaba y generaba un raudal de nervios. Entonces reflexioné acerca de la razón que nos había empujado a mí y a mi familia a emprender aquel periplo.

Es natural que sintamos un cariño especial hacia nuestro país. Incluso, nos aferramos a la pertenencia a nuestra ciudad de nacimiento y de residencia, pues consideramos que ese lugar es el mejor, el más bonito, el más cómodo, aquel donde todos sus habitantes nos entendemos. Sin embargo, llega un momento en el que se nos despierta el impulso de querer descubrir lugares nuevos. Pueden estar al otro lado de la frontera o a miles de kilómetros. Lo importante es que nos atrae la curiosidad, la necesidad de experimentar un cambio de escenario, el alivio del estrés, las vacaciones, el interés por un nuevo paisaje, una cultura, un idioma y una gastronomía distinta.

Viajar tiene muchas ventajas, algunas de ellas están relacionadas con nuestras emociones y con la capacidad de empatizar en otro entorno, habitado por gente muy diferente. Viajar nos hace ver las cosas de otra manera, incluso nos obliga a dejar a un lado nuestras comodidades para embebernos del sufrimiento que existe en los países menos desarrollados, o en aquellas regiones donde la población padece hambre y la falta de bienes fundamentales. En estos casos, viajar nos ayuda a entender nuestros privilegios y a ponernos en la piel de los más necesitados. Aunque también cabe el viaje de ocio y de descanso, en el que aprendemos a disfrutar de otra gastronomía, de otro paisaje, de otro modo de hacer las cosas. En esos viajes contemplamos el arte y nos llenamos de conocimientos históricos, culturales y de cualquier singularidad propia de ese lugar en el que nos encontramos.

Viajar es una parte esencial en nuestra vida, pues de cada destino podemos sacar fabulosas experiencias que se nos quedarán grabadas en el recuerdo. No podemos olvidar que la novedad es esencial para el ser humano; no podríamos vivir sin ella: al igual que no soportamos estar sometidos a la misma rutina todos los días, no podríamos pasar toda la vida sin explorar un nuevo entorno.

Cuando me volví a sentar en la butaca del avión para emprender el viaje de vuelta, comprendí lo maravilloso que es viajar y cambiar de aires durante unos días.