IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

Alergia al estudio

Almudena Bazán, 17 años

                 Colegio Senara (Madrid)  

Ha llegado otra tarde más con mucho que estudiar, deberes atrasados, problemas de las asignaturas de Ciencias sin resolver, exámenes en un horizonte cada vez más cercano..... No tengo tiempo. De hecho, es inimaginable la cantidad de tiempo que pierde una persona cuando no tiene nada que hacer, frente a la falta de ese mismo tiempo cuando debemos completar las tareas.

Sin ir más lejos, pensemos en la cantidad de tiempo que perdemos durante el verano, a pesar de nuestros planes, los viajes o las diversiones y el ocio previstos para ocupar las horas. Y eso que solemos llegar al verano cargados de propósitos: <<Yo haré un curso de inglés…>>, <<Yo me leeré diez libros…>>, <<Yo saldré a correr todos los días…>> ¿Conseguimos cumplir todos los propósitos de las vacaciones de verano? Estoy segura de que el porcentaje de “cumplidores” es muy bajo.

Sí, nos planteamos muchas cosas cuando tenemos mucho tiempo, pero cuando disponemos diariamente de pocas horas para llevar a cabo otras actividades ajenas al estudio, percibimos la cantidad de horas que perdemos ante el ordenador, la televisión e, incluso, el espejo.

Contemos todas esas horas perdidas… ¡Qué cantidad de proyectos, actividades y viajes podríamos haber organizado! Lástima.

Quiero pensar desde ya en una solución. Como cada persona es diferente, la mejor solución sería hacer en cada momento lo que hay que hacer. De hecho, siempre hay tiempo para llevar a cabo cada actividad.

Todos hemos perdido el tiempo, escuchando música o viendo la televisión cuando deberíamos habernos dedicado al estudio, pero también muchos días, a base de proponérnoslo, hemos conseguido dejar la televisión, el ordenador o lo que sea, volcarnos en nuestras obligaciones y apartar el ocio... para el fin de semana.