XII Edición

Curso 2015 - 2016

Alejandro Quintana

Amistad

Laura Leonelli, 15 años

                 Colegio Canigó (Barcelona)    

Las amistades surgen de improviso. Este afecto puede nacer entre personas muy dispares, que aparentemente tengan poco o nada en común; lo que importa es que se haya despertado un interés mutuo y un deseo de conocerse mejor.

En la amistad, como en el amor, nos abrimos a la realidad de otras personas, saliendo de nosotros mismos. Nos olvidamos de nuestro omnipresente «yo» y nos asomamos a un «tú» que se nos presenta como un universo por explorar. En ese proceso de descubrimiento y de aceptación del otro puede haber divergencia de opiniones, pero ese hecho, lejos de resultar negativo, es una de las experiencias más enriquecedoras a las que se puede enfrentar el ser humano.

Conviene tener en cuenta, además, que la amistad no es siempre diversión, felicidad y risas, sino que también nos exigirá grandes dosis de flexibilidad, empatía y entendimiento. Son estos últimos valores los que nos llevan a la alegría verdadera, puesto que suponen la superación de nuestras limitaciones. Cuando en el desarrollo de una amistad, a pesar de las dificultades, conseguimos no darnos por vencidos y vencemos todos y cada uno de los obstáculos que aparecen, conseguimos establecer lazos que permiten que dicha amistad sea tan perpetua como fuerte.

Y si por circunstancias de la vida nos distanciamos de alguien, siempre quedará el recuerdo de aquellos momentos en los que empezamos hablando como completos extraños para terminar forjando una bella relación, donde la generosidad y la mutua admiración desempeñan un papel fundamental.