XIX Edición

Curso 2022 - 2023

Alejandro Quintana

Borrón y cuenta nueva 

Daniela Rodriguez, 16 años

Colegio Senara (Madrid)


Envidio a las personas que saben lo que van a estudiar, porque yo no tengo ni idea. A los seis años quería ser pintora, pero luego conocí a mi profesora de inglés y me ilusionó la enseñanza; a los diez me interesé por las estrellas y decidí convertirme en astronauta, lo que con trece se transformó en la posibilidad de apostar por una ingeniería, para llegar a ser como mis padres, ambos ingenieros, hasta que el año pasado abrí las puertas a la Medicina…

De pequeña me decían que era “una niña muy curiosa”, pues a cada rato preguntaba a los mayores acerca del funcionamiento de los aviones, por qué la luna es blanca, cómo es posible que de un altavoz salga música... Algo parecido le sucede a mi primo de seis años, que está convencido de que los “mayores” tienen la respuesta a todas sus preguntas. Pero hay una cosa que mi primo no sabe: que esos “mayores” –entre los que estamos los adolescentes y los adultos– no sabemos responder a nuestras propias dudas, atenazados por el miedo a equivocarnos ante el reto de tomar una decisión importante. Y ahora, para mí, ese reto es la elección de una carrera universitaria.

Al menos, en estos años he aprendido a enfrentarme a mis dudas. Aunque no es fácil, he logrado aceptar que, como ser humano, estoy condenada a equivocarme. Sin embargo, cuando esto pase solo tendré que hacer borrón y cuenta nueva, una y otra vez, hasta que acierte. ¿Respondí mal el examen? No pasa nada, la próxima vez estudiaré más y no me equivocaré. ¿Y si no me gusta la carrera a la que me matriculo? Pues me detengo a valorar qué puede gustarme, y empiezo otra. ¿Que aquel chico no era el mejor para mí? pues tranquila, que el mundo está lleno de hombres estupendos.

He dicho que todavía no sé qué voy a estudiar una vez acabe el bachillerato, ni tengo una idea clara de cuándo podré tomar una decisión al respecto, pero confío en que dentro de algunos años, cuando vuelva a leer estas líneas, habré superado este dilema, aunque entonces, con seguridad, se me presentarán otros. Así es la vida, que nos obliga a elegir constantemente, pero es esa elección continua la que la hace tan interesante.