XIX Edición

Curso 2022 - 2023

Alejandro Quintana

El faro 

Javier Monmeneu, 17 años

Colegio el Vedat (Valencia)

Nicolás era un viejo marinero que mantenía el faro que su familia había regentado desde hacía varias generaciones. Aquel faro era la razón de su vida.  

Su vivienda estaba situada al otro lado del acantilado. Para llegar al faro, cada mañana cruzaba un puente de piedra construido siglos atrás. A un kilómetro estaba el pueblecito costero, apenas un puñado de casas. Nicolás conocía a todos sus habitantes, y los observaba con un catalejo desde el piso superior de la torre. La mayor parte de los hombres eran pescadores; otros disfrutaban del océano desde el puerto, y salían a mariscar cuando la marea dejaba al descubierto los afloramientos rocosos que caracterizaban aquella costa. 

Una tarde de noviembre estalló una fuerte tormenta. Nicolás acababa de llegar del puerto. El temporal le obligó a refugiarse en su casa, desde donde contempló el furioso oleaje que arremetía contra el acantilado.

A la mañana siguiente descubrió, perplejo, que el faro se había desmoronado. La galerna había desprendido parte del cortado donde se asentaba la vieja construcción. A toda prisa cruzó el puente y subió al acantilado, desde donde observó los restos del viejo edificio, que le recordaron al cuerpo de un hombre ahogado al que las olas devuelven a la costa. 

Tiempo después, bajó al pueblo dispuesto a recoger donativos con los que reconstruir la torre. Al ocaso regresó a su hogar apenas con unas monedas. Sumido en una gran tristeza, preparó su bote bajo una fina lluvia, desató los cabos que lo unían al muelle y partió para nunca más volver.