XIX Edición

Curso 2022 - 2023

Alejandro Quintana

El gato muerto 

Paula Moreno, 17 años

Colegio Montesclaros (Madrid)

Lo vio por la mañana, yaciente, muerto. Al principio le produjo una sensación extraña, si bien es cierto que el incidente no tenía nada de extraordinario. Era invierno, y muchos gatos morían atropellados al intentar cruzar de un lado al otro de la calle, a causa de la mala visión de los conductores provocada por la nieve. Sin embargo, había algo en los ojos de aquel gato que estremeció, como si el animal fuera una señal, una premonición. Pero los humanos poseen la capacidad de olvidar aquello que les incomoda, así que Lucas acabó por dejar de pensar en aquel presagio.

No volvió a acordarse del incidente hasta un mes después, cuando Lucas salió de su casa. Al caminar sobre la hierba se topó de nuevo con el gato. Disuelta la nieve, el animalito transmitía una imagen aún más impactante, pues su cuerpo no había sufrido ningún cambio, como si hubiese muerto ese mismo día. Alarmado, se marchó a todo correr con el propósito de olvidar el asunto, pero aquella desagradable imagen le ocupó la mente una y otra vez.

Tras una semana volvió a ver al gato, en un lugar distinto pero con la misma postura. Pensó que se estaba volviendo loco. La extraña e incómoda experiencia de su primer encuentro, se había transformado en una conexión con el felino. Comenzó a sentir angustia y miedo, como si a través de la mirada, aquel cadáver le intentase prevenir de algo.

Pasaron dos meses sin que se sucediese otro hecho extraordinario, y Lucas logró quitárselo de la cabeza.

Una tarde oscura, de regreso a su casa, se aproximó al cruce en el que viera al gato las primeras dos veces. Cavilando aquellos sucesos, no advirtió la llegada de un coche. Lucas giró la cabeza en cuanto oyó un frenazo, pero era demasiado tarde. Le inundaron la angustia y el miedo que portaba aquel gato muerto, y de pronto recordó: las luces, el ruido del motor, el peso aplastante de los neumáticos sobre su cuerpo. Él ya había vivido eso antes, porque él era el gato, que acababa de perder una más de sus siete vidas.