IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

El humo de la vida

Lola Peñuelas, 14 años

                 Colegio Guadalimar (Jaén)  

El 31 de mayo se celebraba el Día Mundial Sin Tabaco. En la campaña de este año se quiere luchar por la prohibición de la publicidad y la promoción del tabaco. A fin de cuentas, es una llamada de atención, especialmente para nosotros -los jóvenes-, pues la publicidad hace que nos resulte sumamente atractivo fumar, aunque la principal causa para que comencemos a consumir tabaco es la influencia de las amistades.

No podemos olvidar el carácter adictivo del tabaco, algo así como una “droga blanda”, y de las primeras que se consumen. Se estima que se empieza a fumar a los 13 años, y que desde los 14 a los 24 años su consumo se hace diario. Pero es a los 18 años cuando su poder se hace irresistible.

En España hay más de un millón de jóvenes fumadores. SI continúan fumando a los 35 años, se convertirán en fumadores compulsivos. Y aunque con la Ley antitabaco –que prohíbe fumar en el interior de espacios públicos- ha descendido notablemente la presencia del humo, el cómputo general de fumadores en nuestro país asciende a casi trece millones de

personas.

El humo del tabaco, ya sea respirado de forma directa o indirecta, es nefasto para la

salud. Junto con el alquitrán, es la principal causa de muerte, la que provoca la mayor

incidencia del cáncer de pulmón.

Dicen los especialistas que unos 700.000 niños están expuestos diariamente al humo

de tabaco, principalmente en el ámbito de su hogar, ya que los adultos fuman a pesar de los consejos de los médicos. Sería interesante, también, contar con el contagio de las conductas de los mayores sobre los pequeños. No sólo anhelan una edad en la que poder fumar, sino que la convivencia con el tabaco les afecta en la conducta, pues se vuelven agresivos y antisociales.

La adicción al tabaco supone, por término medio, una reducción de catorce años en la esperanza de vida de los fumadores. Si soñamos con tener más vida, debemos hacernos defensores de una vida libre de humo.