IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

El mundo está lleno de héroes

Irene Herrero, 17 años

                 Colegio Pineda (Barcelona)  

Unos padres de familia; una chica que, en vez de abortarlo, da a su hijo en adopción; un abuelo que narra a sus nietos las peripecias de su infancia; una persona que reacciona ante el sufrimiento de la gente de la calle; un chico que -a pesar de quererla mucho- deja a su novia porque sabe que es lo mejor para ella; un vecino que siempre sonríe… Ante mis ojos, todos ellos son héroes. A su manera, pero héroes, porque hacen cada día un esfuerzo por cambiar y mejorar el pequeño mundo que gira a su alrededor.

Los padres de familia, pasan los días trabajando y sacrificándose por el bien de sus hijos, para que crezcan seguros y felices. Y los hijos, a su vez, les premian con momentos de felicidad: la primera vez que dicen <<papá>> o <<mamá>>, la primera vez que logran ponerse en pie, su primer gol o el primer maquillaje, un hacerse mayores sabiendo que sus padres son sus héroes.

Esa chica que no puede darle ningún bien a su bebé, y a pesar del amor y de sentir que su mundo acaba, y que no volverá a ver esas manitas que se le anudan a los dedos con fuerza, lo entrega a quien le ayudará a encontrar un hogar.

El abuelo que, a través de sus nietos, vuelve a vivir su infancia y a sentirse joven. Les hace reír y ellos le devuelven la vitalidad suficiente para que pueda considerarse el mejor abuelo del mundo.

Aquella persona que cuando ve que un ciego necesita cruzar la calle, le toma del brazo como si se conocieran; unos niños que comparten su merienda; una mujer que llora y encuentra alguien que le ofrece un pañuelo o el hombro, y la escucha con una sonrisa.

El chico que después de haber pasado tanto tiempo con esa chica, tiene la fortaleza para dejarla ir, porque volar libre es lo mejor para ella, pues tal vez se merezca un hombre mejor.

Ellos son héroes. Pero no solo ellos. Nosotros, todos, podemos serlo. Basta sonreír a la vida y demostrar que aunque todo parezca que está mal, siempre hay un motivo para ser feliz.