IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

El mundo que vuela

Nazaret Moris, 17 años

                  Colegio Guadalimar (Jaén)  

Alejandra está sentada en la cama. No tiene ganas de nada. No entiende por qué tiene que ir al colegio. Al fin y al cabo, allí nadie la echaría en falta. Pero es lo que toca y no puede cambiar su suerte. Al menos, le queda su carrera de casa al cole, veinte minutos de ejercicio en los que se desconecta de la realidad. Es que, a Alejandra, lo que más le gusta en el mundo es correr, pues cree que el mundo vuela, que gira muy deprisa y correr es una bonita forma de intentar alcanzarlo. Corriendo se siente la persona más feliz del mundo.

Llega al colegio y cruzar la alambrada del patio. Al atravesar la puerta, esta ruge con voz imperial:

“Constancia y dedicación hacen un mundo mejor”

Pero para Alejandra ese no es su mundo. Sabe que no encaja allí. Para empezar está su daltonismo y la dislexia, que hacen del colegio un lugar caótico y de las clases, una pesadilla. Sin embargo superará esos problemas, pues su vida está dedicada al atletismo y algún día entrará en la Universidad con una beca deportiva.

Su principal puzzle es el ambiente. No se siente integrada. Ningún compañero le acosa, pero tampoco se relacionan con ellos. La ven como a una marciana, pues números, colores y letras se mezclan en su cabeza, saltando a su antojo. Ella no tiene capacidad de ponerles orden.

Ve como todos hacen su vida sin contar con ella. Es como mirar un escaparate. Y ese escaparte es el mundo.

Cuando termina la clase de Historia baja a la capilla. Es su diaria escapada cuando está abatida y no se puede ir a correr. Ahí está sola, tranquila y siente que Jesús también está. Se hacen compañía en ese lugar de confidencias, secretos y reflexiones. Pero Alejandra no esperaba que, ese día, aquel tercer invitado se sentase a su lado.

Don Manuel, el cura del colegio, siempre se muestra amable con ella. A Alejandra le gusta hablar con él, siente paz interior cuando lo hace. Por eso, quiere que le dé respuesta a su duda existencial.

-¿Nunca ha sentido que se le escapa el mundo? –le pregunta.

-El mundo es una carrera continua. Hay veces que necesitamos descansar y hacer una parada para mirar a nuestro alrededor.

-¿Y si la parada es muy larga?

-En las carreras también hay lesiones que tardan en curar. Bien lo tienes que saber, pero lo que importa es recuperarte al máximo para volver a la pista y dar lo mejor de ti.

-Así que hay momentos en los que nos estancamos.

-No nos estancamos porque el mundo nunca se detiene. Solo es cuestión de necesidad.

-¿Necesidad?

-A observar, reflexionar y aprender a mirar al mundo que nos rodea y así descubrir la misión que debemos realizar. Somos las piezas de un gran reloj; no lo olvides.

Don Manuel se marcha. Alejandra mira al frente en busca de refugio. Esas palabras le han llegado muy adentro. Es hora de volver al campo de batalla y de dejar de compadecerse. Es hora de aportar su dosis de optimismo y lucha al mundo que vuela.