IX Edición
Curso 2012 - 2013
El origen de un amanecer
Lirios de Fátima Cantó, 14 años
Colegio Altozano (Alicante)
Había una vez tres estrellas que eran muy, muy amigas. Pasaban el tiempo juntas: reían, cantaban, bailaban…, lo que era muy llamativo, pues dos de aquellos luceros no se parecían en nada el uno al otro. La otra estrella era un poco más grande y brillante. Desde pequeñita, cargó con el título de “Estrella especial”.
Poco a poco, estas amigas colgadas del universo fueron creciendo, pasaron de la niñez a la adolescencia. Un día que estaban reunidas las dos estrellas comunes en el parque, sin “Estrella especial”, conocieron a una estrellita que les llamó mucho la atención, pues se mostraba amable y cariñosa…, aunque en realidad era todo lo contrario.
Muy pronto, una de las dos estrellas, llamada Antigua, se hizo muy amiga de la nueva. Las dos comenzaron a criticar a la “Estrella especial”. Después, Existente, el otro astro se unió a las criticonas. Dejaron de ir con ella porque les parecía aburrida y extraña más que especial. Así pues, le otorgaron el nombre de “Rara”.
Las cuatro estrellas siguieron creciendo: la nueva, Antigua y Existente se distanciaron mucho de “Estrella especial”.
Dejaron de saber acerca de su antigua compañera, hasta que una mañana, al despertarse, vieron un brillante y potente foco de luz que provenía de más allá de la galaxia donde vivían. Muchas otras estrellas miraban a lo alto y decidieron unirse a ellas. Cuando llegaron, descubrieron que aquel foco de luz era una estrella que había llevado la vida a un planeta diminuto llamado Tierra.
Existente se fue en busca de “Estrella especial”. Entonces descubrió que había llegado a ser la más grande de todas las estrellas y que ahora le llamaban Sol. En ese momento se sintió muy mal, se despidió de sus amigas Antigua y la nueva, pidió perdón a “Estrella especial” y decidió deshacerse en pequeñas partículas hasta formar un cometa, el cometa Halley que gira en torno al Sol.