IX Edición
Curso 2012 - 2013
El paso del tiempo
Adriana Maldonado, 14 años
Guadalimar (Jaén)
Nunca me había planteado qué es mejor: ver un vaso medio lleno o medio vacío. Es decir, si ante las sorpresas de la vida es mejor ser optimista o dejarse llevar por el pesimismo. De hecho, los hombres podemos clasificarnos según estas categorías. Incluso de niños solemos escoger entre lo que nos procura felicidad o aquello que acaba en amargura; entre quedarnos con las cosas buenas o relamernos las heridas; entre proponernos metas o no esperar nada del futuro
Hay gente que decide ser feliz porque solo se vive una vez, porque se lo merece y porque todos nos debemos segundas oportunidades. Gente inquieta, que busca lo mejor para ellos y se da pequeños caprichos. Gente que con solo regalarte una sonrisa te contagian su optimismo. Que entienden las carcajadas como un estilo de vida. Que cogen los malos momentos y los transforman en los mejores, que si se cae una vez se levanta. Esa gente merece la pena porque personifica el dicho “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
Por eso, el paso del tiempo hay que interpretarlo en positivo, pues es la única manera de vivir y acumular experiencias. El paso del tiempo se convierte así en la forma más valiosa de enriquecimiento.
Podemos imaginarnos cuando ya nos haya llegado la ancianidad, contándoles a los nietos las experiencias más variopintas que hemos vivido. Como hizo mi abuela conmigo y lo hace ahora con mi hermana y mis primos pequeños. Las cuenta como si cada una de ellas hubiera sido motivo de Premio Nobel o, como mínimo, de una invitación a un paquete de pipas en el quiosco de la esquina de la plaza de su pueblo.
Un día me llevó a ese mismo quiosco para compartir un paquete de pipas mientras me deleitaba con sus peripecias infantiles. Estuvo hablando durante horas, sin cansarse. Diez años después desde aquella charla, lo único que recuerdo es su sonrisa. Terminó sus anécdotas con un refrán: <<no por mucho madrugar amanece más temprano>>. Nunca he sabido interpretar su significado, pero algún día lo averiguaré y me será muy útil, porque -y esto tenlo por seguro- más sabe el diablo por viejo que por diablo.