XIX Edición

Curso 2022 - 2023

Alejandro Quintana

El tiempo de los gamers

Javier Perera, 17 años

Colegio Montesclaros (Madrid)

Casi todos los adultos aseguran que los videojuegos no nos traen nada bueno, y que deberíamos dedicar el tiempo libre a otros entretenimientos, como salir con los amigos, asistir a fiestas, practicar deporte o encerrarnos a estudiar para convertirnos en el próximo Elon Musk.

Hay personas que afirman, incluso, que los videojuegos son malos para la salud, que te destrozan la vista y te alejan de la realidad. Así que no es de extrañar que muchos de ellos nos desprecien.

A los jugadores del mundo virtual nos conocen por gamers, y aunque nos adviertan que se nos va a atrofiar el cerebro y que nos vamos a quedar aislados del mundo,  muchos hemos forjado una comunidad en la que compartimos experiencias, técnicas y tácticas. Quien tenga una afición, reconocerá que pocas cosas son más satisfactorias que unirse a otras personas que comparten una misma pasión.

Gracias a la insistencia de los jugadores y a los estudios realizados por expertos en medicina y psicología, se ha demostrado que los videojuegos no son malos en sí mismos. Es más, pueden ser beneficiosos para quienes no abusamos de ellos, incluso si dedicamos el tiempo a un videojuego violento, como aquellos en los que abundan los disparos, conocidos como FPS (del inglés: First Person Shooter), pues nos ayudan a mejorar el tiempo de respuesta en determinadas situaciones, beneficiando a nuestros reflejos corporales. Eso sí, excluyo de esta baraja a todos aquellos que ofrecen una violencia gratuita.

Los videojuegos mejoran la coordinación entre el cerebro y las acciones que uno tiene que realizar durante la partida, la coordinación entre la vista y la velocidad de pensamiento, unida a la agilidad con las que se deben mover las manos para garantizar la supervivencia del protagonista de la partida. 

No escondo que un uso abusivo de los videojuegos es perjudicial para la salud, física y mental, ya que pasar las horas frente a una pantalla (me refiero a más de cuatro horas semanales) no es beneficioso para el jugador. Pero, al fin y al cabo, ocurre como con todo lo bueno: el abuso nunca es positivo. Sucede algo parecido con el agua: cuando se riega una planta en exceso, esta se muere.