XII Edición

Curso 2015 - 2016

Alejandro Quintana

El viaje

Andrea Fariña, 17 años

                 Colegio Grazalema (El Puerto de Santamaría)    

Acabo de regresar de uno de las ciudades que siempre había soñado visitar: Londres. Según el testimonio de mucha gente, se trata de una de las urbes más multiculturales de Europa. Y estaban en lo cierto. De hecho, durante una semana he tenido la maravillosa oportunidad de conocer gente muy variada, de impregnarme de costumbres muy distintas a las que se viven en España, por lo que me siento enriquecida.

En cada lugar de Londres puedes escuchar una lengua diferente. Uno de los barrios más famosos es Chinatown, en donde hay desde restaurantes indios hasta japoneses, pasando por vietnamitas y tailandeses. Lo que quiero resaltar no es la variedad gastronómica, sino el ambiente cosmopolita que se respira en sus calles.

Una de las frases que más veces escucho durante este último año de colegio es que pronto viviré en un entorno muy distinto al que me he acostumbrado durante los diecisiete años de mi vida. Por eso me repiten que debo de estar preparada para enfrentarme al mundo real, en el que no todos piensan como yo, y no hablo solo de política o de religión, sino de la manera de entender la vida. Y ha sido durante este viaje a Londres cuando me he dado cuenta de que las culturas se mezclan como si de una sola se tratase.

Un viaje es una buena ocasión para aprender de uno mismo. La actividad de la metrópoli me ha llevado a tener más ambiciones, a aumentar mi curiosidad, alimentando mi espíritu creativo e innovador. Por eso viajar va más allá de cruzar fronteras: se trata de conocer algo que va más allá del Big Ben o la National Gallery.