XIX Edición

Empatía 

Yiting Chi, 17 años

Colegio IALE (Valencia)

En un mundo dividido por diferentes opiniones, la empatía es más que una mera virtud: es un don, una poderosa herramienta que nos conecta a niveles muy profundos con los demás, que nos une.

Un día, mientras caminaba por un parque sumida en mis pensamientos, vi a una anciana sentada en un banco que tenía los ojos perdidos en la nada. Me acerqué con cautela y noté que su semblante reflejaba una mezcla de tristeza y soledad. Intrigada por su expresión, le pregunté si se encontraba bien. Comprobé cómo se le iluminaba el rostro al saber que alguien se interesaba por ella. Empezamos a conversar, y enseguida me dio a conocer la historia de su vida, llena de alegrías y penas. Su esposo había fallecido recientemente, golpe del que no lograba recuperarse.

Escucharla fue un recordatorio de que a veces necesitamos que alguien nos escuche con empatía, que nos brinde un respiro con su cercanía en medio de la desolación. Y sé que, en aquel momento, yo era esa persona.

A medida que nuestra conversación continuaba, le hablé de mis propias vivencias. Ella sonreía, al encontrar consuelo gracias la complicidad que se había creado entre nosotras. En un instante, la distancia que marcan las generaciones se desvaneció, abriendo el espacio a la autenticidad y la calidez que se logran con una conexión humana genuina.

Comprendí que todos compartimos una humanidad común y un anhelo de conexión, de amar y ser amados. La anciana nunca sabrá que le bastó un rato para enseñarme que cada acto de empatía, por pequeño que sea, tiene el potencial de causar un bien significativo en la vida del otro.