XII Edición

Curso 2015 - 2016

Alejandro Quintana

Empollar para olvidar

Eduardo Moreiro, 15 años

                Colegio Mulhacén (Granada)    

Después de haber estudiado en el sistema de enseñanza pública y privado, me atrevo a opinar, como alumno, que el sistema educativo español necesita una gran enmienda, porque el aprendizaje no está bien enfocado. Sin ir más lejos, en una asignatura de importancia como las Ciencias Sociales, los examinadores nos exigen seis temas aprendidos de “memorieta” en Selectividad, lo que llamo “empollar para olvidar’. Mis compañeros, con los que comparto el día a día, están sumidos en un proceso de aburrimiento continuo, fruto de este modo tradicional de aprender.

Hay quien defiende que la memorización de un hecho o de una serie de pautas es la mejor forma de hacerse con un concepto para, más tarde, aplicarlo a la vida, lo que sin duda es un error, y es seguro que mis compañeros de Cuarto de ESO opinan lo mismo. Los conocimientos que mejor recuerdo y las cosas que mejor comprendo fueron adquiridas bajo lecciones mucho más dinámicas que una clase estándar. También fueron examinadas con pruebas adaptadas a la realidad. Pongo un ejemplo: acabo de estudiar la Globalización y la Regionalización política y económica. Para el profesor, lo más fácil hubiera sido el típico: <<El lunes tendréis el examen del tema tres del libro>> para, ese lunes, hacernos la siguiente pregunta:

-Globalización política. Concepto y principios básicos (Dos caras).

En lugar de esto, realizamos un debate acerca del tema —¡interacción entre los alumnos!—, lo que agradecimos, tomándonos en serio la actividad.

Mediante pruebas interactivas ponemos en práctica nuestros conocimientos, que se quedan anclados en la memoria y el entendimiento, gracias a los ejemplos de la realidad —de los que nos tuvimos que informar—, que nos sirvieron para conocer a fondo el asunto, en lugar de memorizar, escribir y olvidar.

Los políticos tienen la llave: ¿luchamos entre todos por una educación mejor?